(by Neus)
Salimos de Barcelona, prontito, los cuatro compis, esta vez no vamos solos! Conocemos a Raul y nos reencontramos con Laura, con la que estuvimos buceando y pasando una semana fantástica en el Rojo el verano pasado. Llegamos a Manado después de más de un día de viaje. Primero, un vuelo directo de Barcelona a Singapore, se agradece. Singapore airlines es una buena compañía, con buena comida, y buenas pelis. Nos pasamos las casi 13 horas de viaje viendo pelis y echando alguna cabezadita, y charlando con mi compi de fila, un maño que se ha liado la manta a la cabeza viendo el panorama en España, y se va dos años a trabajar a Australia. Espero que le vaya muy bien!
La espera para el vuelo a Manado es de unas cinco horas, y la verdad es que es un poco paliza. Probamos la cerveza local, la Tiger, que no esta nada mal, aunque el precio sea de aeropuerto. El vuelo a Manado se acerca a las horitas, y se nota que ya no es la misma compañía, pero bueno. En el aeropuerto nos recogen para llevarnos al Minahasa Lagoon Resort, nuestra casa durante la próxima semana. Nos reciben con un cocoloco! Y en seguida nos refrescamos en la piscina, despues de ver nuestro bungalow en la playa, una combinación de madera y piedra muy bonita, la verdad. El baño, como es típico de aquí es descubierto... con la de jungla q hay, no me acaba de convencer, pero debo decir que no he sufrido ningún percance con la fauna de insectos local! La playa, al igual que toda la costa que vemos está llena de basura, asi que aunque la postal es bonita, con arena oscura volcánica, no acaba de ser perfecta. Caemos derrotados esa noche, ya que prácticamente llevamos 30 horas sin dormir.
Los buceos en Manado se alternan entre el parque nacional de Bunaken y las inmersiones de costa, cerquita del hotel. En Bunaken las inmersiones suelen ser de pared, con algo de corriente a veces, y con posibilidad de ver algún tiburón o bicho grande. Hay muchísima vida en la pared, es realmente una explosión de bancos de peces, algún napoleón, y un montón de tortugas, mis amigas!! De hecho vemos a la madre de toooodas las tortugas, inmensa, tranquila, reposando. Vale la pena.
En la costa, alguna inmersión es del tipo mug dive, aparentemente arena solo, pero con un montón de vida pequeña. Nuestro guía, Edmond nos encuentra todos los bichos que le pedimos. El delicado y pequeño caballito de mar pigmeo, o el pipa fantasma ornado, un pez extraño y original, un regalo para la vista. Esto condimenado por rayas, un montón y variado conjunto de nudis, gambitas que nos hacen la manicura (no hay que perderse la inmersion de Circus 2), cangrejos... en fin, una pasada. Ah, y unas sepias muy grandes que ponen los huevos entre el coral... impresionante.
En la última inmersión nos llevamos una grata sorpresa al ver pasar dos peces loro de cabeza jorobada.
Vamos siempre los cuatro con un guía y prácticamente vamos solos en el barco, así que el buceo ha sido de lujo. El resort es correcto, los bungalows, lo mejor, la comida no está nada mal, aunque a veces vaya a ritmo digamos más pausado. Una fantástica piscina para remojarte (mas) despues de las inmersiones, con vistas al mar... Es un sitio agradable y tranquilo, pensado para el buceo y el buceador.
Salimos de Barcelona, prontito, los cuatro compis, esta vez no vamos solos! Conocemos a Raul y nos reencontramos con Laura, con la que estuvimos buceando y pasando una semana fantástica en el Rojo el verano pasado. Llegamos a Manado después de más de un día de viaje. Primero, un vuelo directo de Barcelona a Singapore, se agradece. Singapore airlines es una buena compañía, con buena comida, y buenas pelis. Nos pasamos las casi 13 horas de viaje viendo pelis y echando alguna cabezadita, y charlando con mi compi de fila, un maño que se ha liado la manta a la cabeza viendo el panorama en España, y se va dos años a trabajar a Australia. Espero que le vaya muy bien!
La espera para el vuelo a Manado es de unas cinco horas, y la verdad es que es un poco paliza. Probamos la cerveza local, la Tiger, que no esta nada mal, aunque el precio sea de aeropuerto. El vuelo a Manado se acerca a las horitas, y se nota que ya no es la misma compañía, pero bueno. En el aeropuerto nos recogen para llevarnos al Minahasa Lagoon Resort, nuestra casa durante la próxima semana. Nos reciben con un cocoloco! Y en seguida nos refrescamos en la piscina, despues de ver nuestro bungalow en la playa, una combinación de madera y piedra muy bonita, la verdad. El baño, como es típico de aquí es descubierto... con la de jungla q hay, no me acaba de convencer, pero debo decir que no he sufrido ningún percance con la fauna de insectos local! La playa, al igual que toda la costa que vemos está llena de basura, asi que aunque la postal es bonita, con arena oscura volcánica, no acaba de ser perfecta. Caemos derrotados esa noche, ya que prácticamente llevamos 30 horas sin dormir.
Los buceos en Manado se alternan entre el parque nacional de Bunaken y las inmersiones de costa, cerquita del hotel. En Bunaken las inmersiones suelen ser de pared, con algo de corriente a veces, y con posibilidad de ver algún tiburón o bicho grande. Hay muchísima vida en la pared, es realmente una explosión de bancos de peces, algún napoleón, y un montón de tortugas, mis amigas!! De hecho vemos a la madre de toooodas las tortugas, inmensa, tranquila, reposando. Vale la pena.
En la costa, alguna inmersión es del tipo mug dive, aparentemente arena solo, pero con un montón de vida pequeña. Nuestro guía, Edmond nos encuentra todos los bichos que le pedimos. El delicado y pequeño caballito de mar pigmeo, o el pipa fantasma ornado, un pez extraño y original, un regalo para la vista. Esto condimenado por rayas, un montón y variado conjunto de nudis, gambitas que nos hacen la manicura (no hay que perderse la inmersion de Circus 2), cangrejos... en fin, una pasada. Ah, y unas sepias muy grandes que ponen los huevos entre el coral... impresionante.
En la última inmersión nos llevamos una grata sorpresa al ver pasar dos peces loro de cabeza jorobada.
Vamos siempre los cuatro con un guía y prácticamente vamos solos en el barco, así que el buceo ha sido de lujo. El resort es correcto, los bungalows, lo mejor, la comida no está nada mal, aunque a veces vaya a ritmo digamos más pausado. Una fantástica piscina para remojarte (mas) despues de las inmersiones, con vistas al mar... Es un sitio agradable y tranquilo, pensado para el buceo y el buceador.
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