Tras las fotos de rigor y un pequeño paseo por la playa nos ponemos en marcha de nuevo hasta llegar a Shag Point, un lugar que no indica la guía pero que hemos visto indicado en folletos locales. Cogemos la carretera que pronto se convierte en camino de tierra y llegamos a un mirador donde indica que se pueden ver focas y pingüinos. 2 minutos de camino y estamos al borde de un pequeño acantilado, y a nuestros pies unas cuantas decenas de focas que están reposando, tomando el sol y algunas jugando en el agua. Increíble poder ver tan de cerca en su hábitat estos animales y que la presencia del hombre no los haya ahuyentado o aniquilado.
Después de ver las focas continuamos a otro punto para ver pingüinos de ojos amarillos. Al llegar el punto nos encontramos con una pareja de ingleses que nos indica donde se encuentra el único pingüino que hay en la zona. Con mucho esfuerzo conseguimos divisarlo a lo lejos y hacer alguna foto y video con el zoom a tope.
Tras Shag Point nuestro camino nos lleva a Dunedin, donde es visita obligada la península de Otago, con sus colonias de albatros (que finalmente no visitamos por falta de tiempo), colonias de focas, pingüinos azules y pingüinos de ojos amarillos. Tras reservar en plaza en el camping nos vamos hasta la punta de la península y contratamos una visita en vehículos con 8 ruedas todo terreno para hacer un tour de 1 hora y ver focas y pingüinos. Los vehículos son pequeños, con capacidad para 5 o 6 personas, pero a esas horas solo estamos nosotros dos, así que la excursión será para nosotros solos.Tras un pequeño recorrido montaña arriba y abajo con los peculiares vehículos llegamos a la zona de cría de las focas, donde nos dicen que hay muchas crías, nacidas en el mes de Diciembre. Tenemos ante nosotros a toda una guardería de focas a tan solo 8 o 10 metros, jugando o descansando en las rocas. Y de pronto nos aparecen un par de ellas a escasos metros con aires curiosos… aunque no tardan en huir ante los objetivos de nuestras cámaras… una experiencia única.
De aquí nos dirigimos a un punto de avistamiento de pingüinos, construido como una especie de trinchera de madera con hueco para poder visualizarlos. El guía que llevamos no indica varios puntos donde hay pingüinos de ojos amarillos. El los ha visto a simple vista pero a nosotros nos cuesta verlos incluso con los prismáticos: Vaya vista que tiene el tío!!. Luego nos lleva a través de una puerta a la parte trasera de las trincheras y podemos ver a poco más de dos metros a 3 pingüinos azules metidos dentro de sus guaridas. Son realmente pequeños, poco más de 30 cm.
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