Queenstown, capital mundial de los deportes de aventura

Bueno, hoy nos hemos levantado a las 8, todo un record. Con la calma, desayunamos y vamos tirando hacia el pueblo. De entrada, queremos hacer algun tour de ESDLA, y vemos que la mayoría empieza sobre las 13:30. Vamos a la central de “saltos”. Todos son a partir de las 12 del mediodía! Sólo nos queda la opción de hacer el de la “góndola”, que está suspendida a unos 400 metros de altura, y tu seleccionas de cuantos metros quieres hacer el salto. Ahí me acojono, (Neus), y me echo para atrás… a mi el que me molaba era el de puente, el más típico y el primero que hubo, pero eso de tirarme y quedarme colgando a más de 300 metros, como que no, que no me veo. El del puente no lo podemos hacer porque hay que desplazarse hasta donde está y entre unas cosas y otras son más de dos horas. Carlos, por solidaridad, decide no saltar tampoco… bueno, yo creo que ya le ha ido bien que yo no quisiese, porque no estaba demasiado convencido!

Damos una vuelta por Queenstown, un pueblo muy bonito y pintoresco, lo cierto es que unos días más… en fin! Allá donde mires hay alguien haciendo algún deporte de aventura: parapente, eso de ir en un parapente arrastrado por una barca, jet boating, … La verdad es que un día de tranquis nos sienta muy bien. Después de comer en un japo, nos vamos al tour.

No está mal, pero tampoco se pueden ver demasiadas localizaciones, aun así nos lo pasamos muy bien, porque vamos en un jeep y el conductor está zumbado… vamos pegando botes y metiéndonos por todas partes. En cuanto a localizaciones de la peli, podría haber estado mucho mejor.

A continuacion, una localizacion para los freakys del Señor de los Anillos: Lugar donde Arwen junto a Frodo mal herido hace crecer las aguas del rio para que los jinetes negros no los alcancen.

Después de hacer colada, comemos algo y nos vamos al local donde ayer vimos lo de las catas de vino. Está muy bien, te dan una tarjeta y una copa. Tienen un montón de vinos en un sistema que es self service, en el que las botellas están conectadas a unos dispensadores: tu seleccionas cuanto vino quieres (copa pequeña, mediana o grande) y te lo sirve. Cada vino tiene un importe, y te lo carga en la tarjeta. El local es muy acogedor, y puedes pedirte unos quesos, embutidos o frutos secos para acompañar… que bien montado lo tienen. En fin, después de las catas, decidimos irnos a dormir, mañana toca un montón de carretera hasta los glaciares!