lunes, 13 de abril de 2009

Disfrutando de Bora Bora...

Por Carlos…Temprano partimos para hacer una excursión al lagonarium de Bora Bora. Primero nos llevan en una barca a una zona próxima al exterior de la laguna y empiezan a tirar cebo al agua. En seguida aparecen un monton de rayas y tiburones puntas negras, todo el mundo al agua y a disfrutar del espectáculo. La verdad es que eso de dar de comer a los peces no lo encuentro nada bien. Es un turistada y no debería estar permitido, pero mientras haya turistas interesados en nadar junto a estos animales, la cosa continuará.


Lo que no se les puede negar a los polinesios es que son muy de la juerga. No paran de hacer bromas entre ellos y entre los turistas y durante la hora que dura el tour de dar la vuelta a la isla se ponen a cantar acompañados por una guitarra y otro instrumento muy parecido a la guitarra pero más pequeño que hace el característico sonido de la musica hawaiana y polinesia (el ukelele)

La vuelta a Bora Bora por la laguna interior nos permite ver diferentes paisajes tanto en el mar como en la tierra que son espectaculares. Y finalmente llegamos al Lagonarium, un pequeño motu (pequeña isla que rodea la isla principal y forma en anillo a su alrededor) donde tienen montado en una serie de cerramientos en el mar con un montón de especies dentro. Desde tortugas, morenas, todo tipo de peces tropicales hasta pequeños tiburones puntas negras o incluso dos atunes de 1 metro cada uno.


Todo esto con nosotros dentro bañandonos y con las gafas de snorkel para no perdernos nada. Y en el último en el que nos metemos, que parece mucho más grande, nos encontramos que tienen a unos 5 o 6 puntas negras de mas de 1 metro y un par o tres de tiburones limón de mas de 2 metros, así como casi una decena de rayas aguilas…espectacular y todo en poco más de 2 metros y algo de profundidad.Después una barbacoa escasa para comer, tiempo libre para poder nadar con los tiburones, dar una vuelta a la islita (15 minutos) y una demostración de pareos, con el consiguiente cachondeo de los polinesios, que me parece que se lo pasan mejor que los turistas.





Después de todo el día toca volver al hotel, un bañito en la playa de Matira y a buscar lugar para cenar. Hay una Roulotte justo frente al hotel, así que nos decidimos por ir allí. Nos recomiendan el pescado, que esta fresco del día, así que cae un plato de sashimi de atun rojo que está espectacular y luego pescado de la laguna y Mahi al grill…una muy buena cena y más barata que los días anteriores. Al acabar la cena nos ofrecen perlas negras (típicas de Tahití) a buen precio, porque no son de joyería, sino de un amigo de no se quien. Si no las quieres perfectas salen mucho mejor de precio, pero no nos decidimos por ninguna. Y luego lo de siempre, cervecita a la luz de la luna casi llena en la playita junto al bungalow. Será la última de Bora Bora…




No hay comentarios:

Publicar un comentario